Descripción
Cepas de godello, algunas muy viejas, plantadas en laderas pizarrosas a 700 metros de altura cuya uva, cuando la añada es muy buena y escasa como la de 2018, adquiere una maduración perfecta que se expresará en un mayor potencial aromático y buena acidez. Con esta materia prima, el director técnico y enólogo Jorge Navascués Haba realiza una elaboración convencional, poco ambiciosa, que incluye cuatro meses de crianza sobre lías.
Si el objetivo era preservar el limpio y fresco aroma frutal, los resultados pueden calificarse de satisfactorios. En la nariz el impacto oloroso es intenso, con la fruta blanca de hueso madura realzada por las notas cítricas, una leve presencia floral sutilmente acompañada por los recuerdos del terruño y sus minerales, y tonos de reducción (frutos secos). Un blanco sedoso, con nervio, que discurre en boca dejando una estela de fruta y sensaciones placenteras